tarta gijonesa

Ayer fue el cumpleaños de mi padre.
Sesenta y cinco. A pesar de que en un momento de masacre neuronal cambié los números de lugar y la tarta rezaba cincuenta y seis.
No, son casi setenta castañas muy bien llevadas, con una energía que se vio intensificada con la llegada de su único nieto, el Minichef.
Y con planes, con salud y con ilusiones. Y por muchos años.

Y es que mi padre es muy llambión, el dulce le pone los ojos en blanco, como a mí y como al enano Minichef, tres generaciones dulceras, y nada amantes del fondant.
Por eso, para una celebración como ésta, hemos optado por un postre típicamente astur, una deliciosa Tarta Gijonesa con un fuerte sabor a praliné.
Una exquisitez, vaya.

Una tarta que nació allá por los ochenta del siglo pasado y que desbancó a la Charlota como la tarta por excelencia de Gijón.

Se sirvió por primera vez en una boda de la familia Agüera en 1971, creada para tal fin por el
patriarca de esa saga confitera y que popularizó con una versión con galletas el restaurante La Pondala. Después, la confitería La Fé de Hermanos Álvarez Baños, la denominó Postre Gijonés.

Hay que probarlo, sin duda.
Llevaos a la boca un trocito de Gijón a mi salud.

Para su elaboración necesitamos,

Plancha de bizcocho,
- 3 huevos.
- 120 gr de azúcar.
- 120 gr de harina.

Mousse,
- 100 gr de mantequilla en pomada.
- 5 hojas de gelatina.
- 250 gr de praliné de almendra.
- 400 gr de nata semimontada.
Cobertura de yemas,
- 1 huevo.
- 65 gr de azúcar.
- Un cuarto de vaso de agua.
- Una cucharada de Maizena.
- 10 gr de mantequilla.


Se prepara el praliné de almendra con 120 gr de almendra tostada entera, 120 gr de azúcar glass y 20 gr de leche en polvo.
Hay que batir a alta velocidad los tres ingredientes juntos para que se trituren finos, después, bajar la velocidad y dejarlo batirse unos minutos hasta que el aceite de las almendras forme una pasta.
Preparar el bizcocho batiendo a punto de nieve muy fuerte as claras. Reservar. Batir muy bien las yemas con el azúcar hasta que la mezcla esté blanca y se incorporan con cuidado entonces las claras montadas. Por último, incorporar la harina con movimientos envolventes, disponer la masa estirada sobre un papel de horno y hornear a 180º unos 15 mn.
Sacar y cortar un círculo del tamaño de la base del molde desmontable.
Reservar.
Preparar el relleno poniendo a hidratar las hojas de gelatina.
Semimontar la nata y reservar. Batir bien la mantequilla con el praliné y añadir las hojas de gelatina que se habrán calentado ligeramente para que se disuelvan. Incorporar la nata con cuidado y reservar.
Se coloca el disco de bizcocho sobre el fondo del molde, se pincela con un almíbar sencillo o licor al gusto. Ha de empaparse mucho.
Verter sobre él la crema de praliné y refrigerar.
Preparar la crema de yemas batiendo bien el huevo con la Maizena y reservar. Poner al fuego agua y azúcar, cuando forme un almíbar de punto grueso, apartar del fuego e ir añadiendo la yema y Maizena, colcoar en el fuego y remover continuamente hasta que espese.
Disponer sobre la tarta ya cuajada, espolvorear con azúcar y requemar con un soplete.