Y estas fueron las palabras más repetidas por mí durante varios días. Los pollos crecían, se salían de la caja y campaban por la cocina a sus anchas, tiraban el recipiente del agua y se empapaban. Los pollos me trajeron por la calle de la amargura.
Cuando yo era pequeña, todos los niños gijoneses tenían en agosto en sus cocinas o terrazas un par de pollos de colores y, en el peor de los casos, sumaban trío con un patito.
En la Feria de Muestras corríamos arrastrando a nuestros padres hasta el lugar en que vendían a los pobres animales teñidos de azul, verde o rosa, diminutos y asustados. Los padres compasivos adquirían una pareja, por aquello de paliar la soledad y el miedo de los animalitos, los más se marchaban con uno metido en una agujereada caja de zapatos asegurada con una goma.
La llegada a casa ocurría entre las doce y veinticuatro horas anteriores al deceso de los pollitos. A eso contribuía irremediablemente el tinte que jamás quise saber cómo conseguían y la ausencia de carnet de manipulador de animales de los niños. Algunos morían aplastados bajo un zapato, otros con el estómago lleno de canicas, por asfixia, empacho, o por todo a la vez.
Hoy en día no hay pollitos en la Feria.
Aquel patíbulo de pollos y patos pasó a mejor vida, afortunadamente. Pero para abuelos que no soportan ver a sus nietos frustrados o sin pollos, lo cual parece ser lo mismo, para ello, decía, ¡están las Cooperativas Avícolas!
Sí señores, esos lugares donde los pollos pían, comen, duermen, beben y huelen (que apestan).
Y dicho y hecho, el abuelito se hizo con la inefable cajita atada con goma, y como abuelo compasivo que es, fueron dos los agraciados.
Dos pollitos de engorde, con unas patas grandes como Triceratops y que negaban el texto de esa famosa cancioncilla;
"Los pollitos hacen pío, pío, pío, cuando tienen hambre y cuando tienen frío".
Pues no, hacen pío, pío todo el tiempo, mañana y noche, primavera, verano, otoño e invierno.
Crecían a ojos vista, comían como condenados, y pasados unos días, cuando comenzaban a caminar encorvados en su enorme caja de plástico con tapa verde, hubo que pensar en una solución.
Una de ellas era devolverlos al lugar del que habían salido, pero, ¿cómo abandonar a unos pollos a los que se les coge el cariño que hace el roce? su fin era triste y previsible.
Pero entonces llegó María, en realidad me la encontré por la calle. Mi vecina María, la mamá de unos amiguitos del Minichef e hija de un abuelo amante de los animales ¡y con una casa rodeada de campo! La solución perfecta, nueva vida, aire puro y la conservación de su polluna vida hasta que Dios los llame a su lado.
¿Cómo agradecérselo a María? pues con unas galletas de fresa con glasa igualmente aromatizada con fresa.
Gracias hada madrina María, te estaremos eternamente agradecidos.
Madre mía, yo aun me acuerdo de pequeña ver esos pollos que cuentas en las ferias, pero a mi me daban un repelus que no podía con ellos, en general las aves, fuera de la cazuela, no me entusiasman.
ResponderEliminarSin embargo, los pollitos de esas galletas me parecen tan tiernos y adorables, que de buena gana me traía a casa unos cuantos. Y seguro que, como todo lo que tu haces, estan riquísimas. B7s!!
Me aucerdo de los pollitos y los patitos de colores que vendían también en muchos mercadillos. Todos apretujados en la misma jaula... Dios mío qué recuerdos. Te han quedado unas galletas preciosas. Un beso
ResponderEliminarQUE POST TAN REBONITO!!
ResponderEliminarY como me ha gustado leerte QUERIDA ISABEL. Eres tan SENSIBLE y BUENA...
MIL BESOS
Hola guapa!! Me ha encantado la historia de los pollos!!! Y me has recordado que tambien tengo mi historieta con los pollitos de colores. Me acuerdo que me compraron uno morado que ya era grandecito (jaja) y a mi hermana uno mas chiquitin rosita. Menudo dia les dimos, pollo para arriba y pollo para abajo... a la hora de comer los dejamos en la cocina con la puerta cerrada y el mio por voluntad propia decidio tirarse al cubo de agua del fregasuelos...ufff que mal lo pase aquel dia!!! Pero vamos que el de mi hermana tampoco es que durase mucho, a lo sumo una semana mas... Menos mal que ha desaparecido esa costumbre de los pollos de colores
ResponderEliminarQue galletas mas monas has hecho!! Son preciosas!! Apunto receta... a ver como de ricas estan esas galletas, intentar los pollos no te lo prometo porque no creo que me queden igual de bien que a ti. Besos
¡Que bueno Isabel!, me acuerdo perfectamente de aquellos pollos. No recuerdo de haberme llevado ninguno para casa, pero si tengo el recuerdo de comprar en el mismo sitio dos patitos, que mi hermano y yo alojamos en la bañera hasta que mi madre se cansó de ellos. Por aquel entonces, los patitos también tuvieron hada madrina y mi padre se los llevo (o eso nos hizo saber) a la finca de un compañero de trabajo ¡Me estoy haciendo mayor!.
ResponderEliminarMe chifla la foto del peque con el pollito, es preciosa.
Las galletas son ideales, seguro que a tu vecina/madrina le han encantado. Un besin
Que graciosos Isabel, eres una artista!!! hace mucho que no sé nada de ti guapa!!!
ResponderEliminarHola, Isabel, soy Maritxu, me ha encantado la historia de hoy, qué recuerdos y qué paciencia hay que tener con estos niños y con los abuelos, la foto del minichef es preciosa, qué ojos.Qué suerte tener vecinas como tú, yo tuve una encantadora que me hacía unos plumcakes riquísimos a sus noventa y pico años,d.e.p. Un beso.
ResponderEliminarEs verdad, yo también lo recuerdo de pequeña y quién no tenía un pollito, pobres, la de cosas que se le hacían..yo me quedo con uno de tus pollitos galleta.
ResponderEliminarBesos
Cuantos pollitos habrán crecido en el balcón de casa de mis padres.......lo peor era cuando ya estaban crecidos que hacer con ellos......
ResponderEliminarMe encantan las galletas.
Besitos
Yo también tuve un pollitos, me llevo 11 meses con mis hermanos gemelos, imaginaos a los pobres pollos, mi madre los compro porque insistiamos tanto, que cedió, aunque después cuando los pollos no dejaban de crecer, no paraba de decir, no decíanque estos bichos se morian enseguida???
ResponderEliminarMi madre le llamaba pollo tomatero, no sé por qué.
Precioso el detalle de María,y de las galletas, alucinada me hallo!!! , que preciosidad!!
Lo que me he podido reir, me has traido el recuerdo de cuando mis hijos eran pequeños y tambien aqui se vendian los pollitos... los de mis hijos (algunos) tuvieron más suerte ya que en casa de mis padres tambien habia espacio para que se criasen en semi libertad el que lograba sobrevivir..
ResponderEliminarLas galletas espectaculares.
Un beso
desdelacuinadelhort.blogspot.com
Que linda historia Isabel! Y que bonito detalle has tenido con las galletas, que por cierto te han quedado preciosas!!!
ResponderEliminarQue tengas un bonito día!
Isabeliña, esta historia me suena a algo!!!
ResponderEliminarPreciosas galletas y seguro que muy ricas.
Un fuerte abrazo
Jajajajajajaja.
ResponderEliminarTe imagino con los pollos en la cocina, jajajajajaja.
Preciosas galletas...
Besos.
Buenos días,
ResponderEliminarQue monada de pollitos, me han encantado.
VV.
Mis hijos todos los años venian con pollos de la feria!!!!!!!
ResponderEliminarQue tiempos tan maravillosos
Besos
Ay Isabel, qué recuerdos me ha traído tu historia.
ResponderEliminarEn mi casa hemos tenido pollos y patos en numerosas ocasiones. Los comprábamos en el mercadillo del pueblo en el que veraneabamos.
Algunos de ellos los recuerdos bastante creciditos, aunque la suerte general era la de durar un par de semanas máximo. A mi me cuentan (no se si creérmelo o no) que yo cogí a un pato de las alas y lo tiré por la ventana del un 5º piso para ver cómo volaba...ouch.
Menos mal que ciertas costumbres pasan con el tiempo y ya no se tienen tan a mano.
Que manera tan original y divertida de dar las gracias. Me encantan!!!
ResponderEliminarYo tambíen tuve uno de esos pollitos, que buenos recuerdos, porque el mio sobrevivió, se conviertió en un gallo enorme que cantaba y despertaba a todo el vecindario durante años y al que mi padre bautizó como "conPatatas" ja ja, pero no os preocupeis que "conPatatas" tuvo una vida muuuuuy larga!!!!
bsts. Maite
Yo también tuve pollitos, patitos... pobres, ahora que lo pienso detenidamente, qué crueldad! Y cómo dices, duraban poquísimo. A veces cuando crecían mucho, iban al campo con mi tía, que no quiero ni pensar dónde acababan. Los patitos iban al estanque del parque, lo cual tampoco era muy esperanzador, patos mucho más grandes, comida incierta... Afortunadamente hoy en día está prohibido el comercio de estos animalitos.
ResponderEliminarLs galletas te han quedado graciosísimas, seguro que María lo ha disfrutado mogollón.
Pero qué monadas de galletas, una pasada.
ResponderEliminarSaludos
¡Qué gracia Isabel!, estos abuelos.... Las galletas son una monada, me encantan.
ResponderEliminarbesos
Que ricas!! dan pena comérselas!!! ... a nosotros de pequeños nos los regalaban con la compra de huevos... que tiempos ... Besotes de la Vaca!!
ResponderEliminarunas galletitas, estupendas. Y super bonitas. Bss.
ResponderEliminarqué preciosidad!!!! me encantan!
ResponderEliminarLas galletas son preciosas, dan pena comérselas.
ResponderEliminarhace unos 7 años les compre a mis niños unos patitos de un a feria, y como dices tú, la cocina olía que apestaba, crecían rápidamente, se salían de la caja,etc. La solución fue llevarlos al retiro junto a otros patos. Imagino que morirían o les mataron los otros que había ese mismo día , pero mis hijos siguen creyendo que siguen ahí sus patos y les encanta ir a verlos.
Un beso
Jajajaja! que divertidos los pollos de la feria, yo creo haber matado a unos cuantos con mi amor desmesurado cuando era niña, los bañaba en el WC y se ahogaban :S
ResponderEliminarLas galletas divertidas y muy monas, como siempre!
Besotes
Me encanta el post!! que recuerdo lo de los pollitos de colores!!nos encantaban, en casa de mi abuela tuvimos alguno :). Que lindas las galletitas, son preciosas. Besotes.
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia el post Isabel, a mí personalmente los pollitos teñidos me daban grimilla, y por aquí en pleno campo estábamos ya hartos de verlos jijiji
ResponderEliminarLas galletas son preciosas, seguro que el Hada Madrina María está encantada con ellas y con su nuevo huésped.
Besos!!
Ay, por favor, qué cosa más moooooona!!!!! Me encantan!!
ResponderEliminarTienes razón sobe los pollitos de feria, ya no se ven. Me acuerdo que se pequeña, a mi pueblo trajeron pollitos, unos pintados de colores y otros normales. Yo quería uno rosa, pero mi madre no me dejó en su momento (ahora lo entiendo, menuda crueldad....)
Pero he tenido patitos, y pollos de la feria, y tan contentos que crecen en casa! jejejeje
un beso
...jajaja, lo que no te pase a tí..., el futuro veterinario estará feliz y podrá ir a visitarlos y a curarlos si enferman.
ResponderEliminarLas galletas son una cucada.
Ja ja ja, ya me acuerdo yo de esos pollitos, los azules eran mis preferidos, aquí no recuerdo cuando los vendían, me imagino que en alguna fiesta.
ResponderEliminarCasi que prefiero las galletas, que también son monísimas, aunque debe dar una pena comérselas!!!!!!
Un besito
Cuando yo era pequeña tambien tuve un pollito, era la moda ja ja ja.
ResponderEliminarLas galletas te han quedado preciosas, me gustan mas que tener un pollito de verdad.
Jajajaja... sí, yo también tuve un pollito, y mi hermana mayor lo primero que hace cuando conoce a algún amigo mío es explicar que lo maté a pisotones........... joooooooooooooooooopéeeeeeeee! me ha encantado tu historia, y que los pollitos hayan tenido un "final feliz", al menos por ahora, hasta que tengan un final en un plato de arroz o similar..... vete tú a saber!!!! Las galletas.......... FANTÁSTICAS!! Un besote!
ResponderEliminarRecuerdo un pato que creció con nosotros!, vivíamos en un pueblo. Saturnino, se llamaba. Lo crió mi abuela (la asturiana). Tenía una mala leche que no podía con ella, y a la única que tenía respeto era a mi abuela, que por cierto, se llamaba Isabel.
ResponderEliminarUna forma estupenda de agradecer la solución a tu hada madrina.
Que pollitos más monos!! Me encantan! Sobretodo lo que dicen jaja Y el pollito real es una monada!! No me lo puedo creer que me como esa monería...
ResponderEliminarBesos!!
Que bonita entrada, bueno, bueno, las galletas me parecen lo más y María una buenarra de corazón, repito...que bonita entrada...besitos.
ResponderEliminarIsabel me encantan las galletas están chulísimas. Ahora...estoy pa verme, no te puedes imaginar lo que me he reido, mis padres vendían cerámica en el pueblo de Asturias cuando eramos pequeños, osea que imagínate, 15 días de feria con un par de niños dando vueltas por ahí todo el día dan para mucho, eso sí, ya teníamos práctica, siempre los elegíamos sin teñir y los pobrecillos en diciembre.....¡a la olla!. No sabía que ya no los vendían....la verdad es que era algo muy típico de la Feria....
ResponderEliminarUn besazo
Yo se lo compre a mi hija en azul jajajajaja. Pobrecito mio, mi niña chiquitina hizo de él lo que le dió la gana, al final tuve que llevarselo a mis padres o me pasaría de azul a morado jajajaja.
ResponderEliminarMejor disfrutar de estas galletas, que además de originales tienen que estar muy ricas.
biquiños guapa
Ohhh! qué chulas Isabel!!! pero hija, eso de escribir ha de resultar un tanto complicado, no??? Esos pollos te estaran eternamente agradecida ;)
ResponderEliminarpues yo me quedo con tu pollos! jajajajaja, te han quedado monísimos! besitos guapa
ResponderEliminarQue recuerdos......uno de los trabajos que hice de jovencita fué vender pollitos, que lindos eran!!!!
ResponderEliminarque lindos los otros pollos!! :))
Bss.
Isabel yo también tenia un pollito al principio le hacia de todo hasta que un día mi abuela me llevo a ver matar a un gallo y después mi pollito era mi mejor amigo
ResponderEliminarMe alegro que encontraras a María por el camino..las galletas da igual despellejarlas jajajaja
besote
loli
Yo tuve un patito, bueno nuestra hija...nunca mas...que pena!!!
ResponderEliminarAl final le dimos libertad en la marisma de Huelva!!!
Besos y mándame una caja de galletas.
Cuando era pequeña mi hermana y yo nos presentamos en casa con 2 pollitos cada una, que cara que puso mi madre....jajaj pero nos ayudo a cuidarlos ...
ResponderEliminarBonitas galletas
Besos
Isabel, no se si son más bonitas las galletas o el pollito de la foto...
ResponderEliminarBicos
jejeje, qué graciosas. Ahora tú también eres "la chica de las galletas" Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta "Save the chicken"!!. Las galletas y la historia muy buenas. Yo en mi caso nunca jamas quise un pollo, por el olor, pero mi hermana quiso uno y al final acabó en el campo de mi vecina y poniendo huevos!!! Saludos.
ResponderEliminarHola Isabel: Creo que la historia de los pollos y patos se repite en muchos sitios del mundo. En mi Chile natal era lo mismo. Llegaba septiembre y con él nuestras fiestas patrias y la primavera. Íbamos al circo y a las ferias, donde era clásico salir con la mencionada caja de zapatos y un par de polluelos.
ResponderEliminarQué recuerdos!!! Me trajiste a la mente un montón de historias que se habían quedado dormidas en la memoria :)
Un abrazo
Un hada madrina! que suerte tiene el minichef. las galletas pollitos son un primor! te quedaron geniales.
ResponderEliminarBesikos preciosa.
Ains, pobres pollitos! Yo recuerdo que de pequeña en el mercado semanal de mi barrio había puestos que venían pollitos, y yo siempre quería que mi madre me comprara, pero nunca me salí con la mía; y es que mi madre tenía razón! Mi primo tuvo muchas gallinas en su granja de perdices y allí me desquité ayudándole a cuidarlos, pero es que requieren muchos cuidados y al final molestan si no se tienen en un sitio adecuado.
ResponderEliminarMe quedo con las galletas, qué bonitas!
Un abrazo
.....Y que penita de verdad daba después no saber que hacer con los pobres animalillos porque comérmelos.......ni muerta......ahora esos que has hecho!!!!!.....tampoco se, son tan preciosos que también da penita comérselos, te han quedado perfectos. Besitos y para el minichef también, dáselos.
ResponderEliminarQue pasada de galletas, te han quedado estupendas! Tienes un arte....
ResponderEliminarAqui también teníamos deria por los pollitos pero por las fiestas de san antonio en enero ;)
Besosss
me encanta esos pollitos besos.........
ResponderEliminarYo recuerdo con terror una gran caja en el baño de mi casa con el pollito de mis hermanos; no me atrevía ni a hacer pís, qué horror¡
ResponderEliminarLo que fue del pollito creo que sólo lo sabe mi madre...
La galletinas son un amor.
Besos.
Que detallista y que maja eres Isabel! me ha encantado leer esta historia real como la vida misma de los pollitos tintaos! me has teletransportado unos años atrás, pocos eh, no te vayas a pensar... :)
ResponderEliminarY las galletitas te han quedado de lujo! que imaginación que tienes amiga! digo yo que podrías repartir un poco! de imaginación quiero decir! bueno, de galletitas también! jaja!!!
Un besiño Aliter! eres una crack!! :)
Esto de los pollos debía ser una moda de nuestra época. En Salamanca los vendían por estas fechas, porque son las fiestas. Todavía recuerdo a mi padre colocándolos en una caja y poniéndolos debajo de un flexo encendido para que les diese calor porque eran muy chiquitos. Estos acabaron en casa de mi abuela en el pueblo. Un día cuando fuimos a verla los había cocinado y los que acabamos sin comer y llorando fuimos mi hermano y yo.
ResponderEliminarLas galletas son saladísimas.
Besos
¡Qué recuerdos!. En mi colegio en 4º siempre nos llevaban a una granja y todas las madres al dejarnos en el autobús nos decían: "y no traigas ningún bicho". Todas las niñas volviamos a casa con nuestros correspondientes pollitos, ja, ja... Preciosas tus galletas.
ResponderEliminarBuen día
Que épocas aquellas, pero yo aún sigo teniendo pollitos que nacen en la finca, como antaño...y que los veo crecer y que cuando hay que matarlos, llamo a algluien para que lo haga, yo no soy capaz.
ResponderEliminarPero tus pollitos dulces, esos si que los como, y no me remuerde la conciencia, están tentadores!!!!
Madre mía Isabel como me siento de identificada, no se lo pollitos y patos que habrán pasado por la terraza de mis padres, los nuestro terminaban en el pueblo o en la cazuela????
ResponderEliminarMaría estará encantada con su nuevo huesped y también con estas simpáticas galletas.
Besitos.
Perdón, quise escribir: "alguien" y me salió mal jeje
ResponderEliminarjajaja Isabel, no me extraña que estés aliviada. Yo era más de patos, pero algún pollo también tuve. No obstante, me quedo con los tuyos, aunque también te habrá dado tarea hacerlas, el resultado es maravilloso
ResponderEliminarBesos
¡¡¡¡YO tuve un pollito!!!Lo tuvimos que llevar a una casa de un amigo que tb tenía animales , pq casi se nos convierte en gallo jajaja
ResponderEliminarQue galletitas tan bonitas, me he reído mucho con las letritas ¡¡la reina de los panes y las galletitas!!
besos guapa
Me quedo mejor con lo bonitas que te quedaron las galletas.
ResponderEliminarLos pollitos de caja me dan penita probres.
Un saludito
Que gracia Isabel, yo creo que la mayoria de los que leemos esta entrada hemos tenido pollitos de colores...pobrecitos, lo poco que vivian en nuestras manos!
ResponderEliminarGracias por hacernos recordar aquella época...
Las galletitas son una pasada de bonitas!!
Besos
Estas a tope! había un montón de entradas que no había visto y todas me han encantado!
ResponderEliminarEstoy pollitos son una monada!
que pasada,me encantan!
ResponderEliminarMe encanta la introducción que has hecho en la entrada. Pero lo que más me gusta son esos lindos pollitos. Si da pena comerlos...
ResponderEliminarBesos.
Cuando mi hijo el peque tenía 4 años (ayer cumplió 34) era el loco de los pollitos y los patitos. Un día en la feria le compramos un pollito, estaba tan contento que lo cogió con sus manazas y.....
ResponderEliminarLas galletas están divinas, me das una envidia tremenda, hace mucho tiempo que quiero hacer galletas decoradas pero espero al invierno...
un besazo
Jajajajaja me has hecho reir con la historia de los pollos, no tenía ni idea que existía esta tradición! Las galletitas son una monada, ¡qué detalle!
ResponderEliminarBesos
Sandra
Que bonitas galletas , eres una pedazo de artista
ResponderEliminarMil besosssss
Geniales galletas, preciosas.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia, me ha hecho reír y recordar cuando uno de esos pollitos, ya crecido, cayó desde el balcón de casa de mis primas y asustó a mi abuela. Pobres pollitos.
Que gracia,mis hijos tambien tuvieron pollitos y patitos jajaja!Las galletas estan monisimas!Aun te quejaras,tienes toda una granja de pollitos.
ResponderEliminarBesets.
Precioso post!!!, y no sabes como me has hecho revivir mi infancia..cuando yo tambien tuve un pollito de colores..no recuerdo que color era :(
ResponderEliminartus galleta sson hermosisimas..la proxima vez que tengas un animal que quiera correr por el campo piensa en mi....pero luego quiero mis galletas, eh!!!:)
cariños linda!!!
Pobres los pollitos, desde luego una entrada para rememorar nuestra infancia que queda ya ... a saber dónde !!!
ResponderEliminarLas galletas preciosas !!! Me han encantado !!!
Besos
LA COCINA DE LAS PINUINAS
Esos pollitos de fresa son una monada, te han quedado estupendos. Cuando era niña tuve una pareja de patitos azules, pobres... pero los míos crecieron y envejecieron en el campo de mi abuela, menos mal. No comprendo a los padres que permiten a sus hijos esas barbaridades con los animales.Te felicito por el detalle que has tenido de regalarle galletas a tu "salvadora".
ResponderEliminarCada año me compraban un pollito de colores. Pobres pollos lo que sufrían con dos niñas que estaban continuamente dándoles de comer, agua, viendo si tenían frío... Las galletas han quedado preciosas. Besos.
ResponderEliminarEn mi casa teníamos gallinas y, por supuesto, pollitos. Mi madre, muy sabia ella, se negaba a comprar los de colores y Yo no paraba de preguntarla por qué nuestras gallinas no tenían los pollitos cada vez de un color... bendita inocencia, no lo entendía. Claro que nuestros pollos iban todos a la cazuela pero como eran grandes y no dejaba de haberlos chiquitos no hacíamos ningún drama.
ResponderEliminarLas galletas son una monería... deben estar deliciosas, qué bonito detalle.
Un beso. Vivi.
Qué pollitos tan monos!! Me encanta como te han quedado. Ahora que nos has contado la tradición que hay en tu ciudad, me he acordado que aquí en Castellón hace años también vendían pollitos de colores!!
ResponderEliminarbessiss
Uy me ha dao una cosita cuando he leido lo del pollito con el estómago lleno de canicas, y luego algunos pisoteados....ainsss
ResponderEliminarMe quedo mejor con us deliciosas galletitas, que te han salido monísimas.
Saludos
Cuando era peque mis papis tuvieron la feliz idea de traerme un pato a casa con sus pollitos acompañantes. El pato fue creciendo, y no sé como lo hice me caí en la caja. Desde entonces estoy traumatizada y me dan un asco horrible cuando los veo en vivo!!
ResponderEliminarPero estos tuyos son una cucada y no tendría problema en tenerlos cerca y comerme unos cuantos.
Un besazo guapa,
Esther
Me encantan que cucos!! y me estado dando un paseo por el blog y tambiénme gusta mucho, asi que me quedo por aquí.
ResponderEliminarBesines
La historia muy bonita y las galletas-pollito, seguro que son una delicia
ResponderEliminarUn beso
Quer ternura por favorrrr!! que divinas las galletas, que envidia le tengo a María jaja...
ResponderEliminarbesitos
Mi historia con los pollitos de pequeña, es que les ponía hasta colonia. Adoraba ese color amarillo y esas plumas tan suaves. Lo que más me molestaba es que en cuatro días ya eran grandes y perdían todo su encanto. Las galletas te han quedado preciosas!. Besos
ResponderEliminarMe recuerda muchísimo a mi infancia, porque lo has descrito verídicamente. De peque tuve varias pollitos, pero mi mala experiencia vino con el último y es que lo trasladamos al campo y cuando fui a verlo.... salió dentrás mia y me "picó". Algo de vergüenza me da contarlo, pero es que tenía seis añitos, aún era peque....
ResponderEliminarEso si, tus pollitos seguro que no tienen ese mal genio, porque desde luego te han quedado lindísimos.
Besos.
GustoCocina - María G.
Me encantan tús pollitos¡¡¡¡
ResponderEliminarQue bonito, la verdad es que te han quedado divinas.
ResponderEliminarSaludos
Las galletas me parecen preciosas, pero la historia de los pollos me ha hecho reir un montón y recordar. Lo has explicado tal cual, he visto pasar imágenes de pollos de colorines.
ResponderEliminarY he recordado cuando mi hijo pedía a los Reyes un pollo o un pato, ¡en pleno invierno! Venían con lámpara incorporada. ¡Qué tiempos!
Genial, Isabel.
Besos.
JAJAJA ..ISABEL eso tambien lo provoque yo ..siempre me han gustado los animales ...fijate que a los 5 años me regalaron un corderito ...en un piso ..grande ,pero un piso ..le pusimos una cinta con un cascabel ... era tan inteligente que dice mi madre esperaba acostado delante de la puerta y cuando me escuchaba subir por las escaleras empezaba a saltar y el cascabel sonaba y sonaba ...se abria la puerta y lo abrazaba con todas mis fuerzas ..baaaa baaaa el pobre casi lo asfisiaba, dormia hipoteticamente en la cocina al lado de la leñera ..pero tan pronto podia se escapaba a los pies de mi cama y alli se acostaba ...mi madre lo tuvo que dar tambien ..esta vez a la chica que teniamos en casa que vivia en la aldea ..lo fui a ver hasta que desaparecio.....ese fue mi gran disgusto ,llore y llore muchos dias ..habia perdido a mi compañero de aventuras ...Por eso comprendo a tu hijo..menos mal que esa foto le queda de recuerdo y esas galletas preciosas de consuelo ...besos a minichef y a ti por ese relato que me ha hecho recordar a mi primer amigo-mascota querido ..besos MARIMI
ResponderEliminarIsabel, lo reconozco... "Yo también tuvo pollos y patos", fuimos la generación de los pollos en casa... qué recuerdos.
ResponderEliminarTe han quedado unas galletas preciosas para María. Gracias a dios que la encontraste y tiene casa con terreno....
Besos
Ayssss qué recuerdos de la Feria , yo también tuve un pollito jaja.....me seguia por la casa a todas partes y cuando yo me iba se metía debajo de mi cama , ahi tristón, cuando se abría la puerta iba corriendo a recibirme, increíble pero cierto. No te quiero ni contar lo que lloré y lloré y lloreeeee cuando mis padres se lo dieron a un vecino que tenia finca y animalitos . Fue un disgusto que hoy en dia lo recuerdo candente aún :))
ResponderEliminarA cambio de esas galletinas tan cucas yo te hubiera adoptado hasta a un elefante.
Muassssssssssss artistaza.
En el Rastro también vendían esos pollos!! yo nunca tuve uno, mejor para el pobre pollo... me ha encantado el post... y esas galletas son una monada.
ResponderEliminarUn abrazo linda!
que recuerdos!! Yo tuve un pato (saturnino) que pisé sin querer :(( y que mi madre me estuvo restregando mi error y la causa de su muerte siempre que podía :))
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia la entrada de hoy :)) que recuerdos.
Y las galletas preciosas, pero preciosas :)
Que bonitos te han quedado, son una monada.
ResponderEliminarbesos
Qué recuerdos!!!! yo tuve patos.....Como siempre, son una monada....Besos
ResponderEliminarADOREI ESSA HISTÓRIA.
ResponderEliminarAS BOLACHAS SÃO LINDAS E PINTAINHO DA FOTO UMA TERNURA.
BESOS
Ufff, menos mal que ha acabado bien la historia! Ya estaba sufriendo después de como ha comenzado... que yo me angustio con esto de los animalitos...
ResponderEliminarEl regalo precioso, seguro que le ha encantado!
Una entrada muy bonita.
Bss
Yo he escuchado eso de los pollos por mi madre y es una penita, pobrecitos. Yo por fortuna soy más joven y no he vivido esa época.
ResponderEliminarTus galletas son una auténtica monada, de verdad.
Besitos
ja,ja... que pollitos mas lindos, y esa historia me suena porque los pobrecitos pollos como terminanban algunas veces
ResponderEliminar¡¡besos¡¡
Jajajajaja....a mi nunca me gustaron y me parecia cruel que los pintaran!!! Acá en la feria ganadera también se usaba mucho eso cada año...pero en definitiva Isabel, me quedo con tus pollitos...aunque eso si el minichef se ve hermoso con su pío-pío ;)
ResponderEliminarAbrazote y hasta la vuelta :D
Qué bonita me ha parecido tu historia de hoy, entre drama y comedia, pero ahora los pollos están a salvo y felices.
ResponderEliminarMe quedo con las galletas que son preciosas y ni pían, ni sueltan plumas entre otras cosas.
Ah, el mini chef está cada día más guapo.
Besos.
Yo tambien he tenido pollitos de colores que buenos recuerdos al leerte, me alegra que los pollitos salieran adelante y bueno que decir de las galletas son preciosas, seguro que a tu venica le han encantado! un saludoo
ResponderEliminarLos animales son bien bonitos, especialmente si son pequeños. Pero como tu dices estan vivos y actuan como tal. Creo que me quedo como la cocinera de Betulo con las galleticas. Me alegró saber que estas de regreso. Un saludo, Nathalie
ResponderEliminarQue bonitos y tiernos estos pollitos!!!
ResponderEliminarQue razón tienes... aún me acuerdo de mi propio patito... se lo regalaron a alguien que criaba gallinas y nos aseguraron que tendría una vida feliz... nos lo devolvió en Navidad y esa fué la primera vez (y la última) que comimos pato a la naranja en Nochebuena... no os voy a contar el drama en la mesa! Mi hijo tuvo cuatro pollitos de colores, cada día a aparecía uno muerto en la caja... si tengo nietos les haré tus preciosas galletas y tutti contenti... Besos
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte mi querida Isabel, pero este texto te salió del corazón, me has emocionado. Y las galletitas ni te digo, son una monada. Besitos
ResponderEliminarjajaja, una tierna historia!!!! y unas dulces galletas!!! Muy chulas!
ResponderEliminarUna historia con final feliz y como resultado además unas galletas monísimas!!! Menos mal que te libraste de los pollitos, ya me dirás en una cocina poco pueden hacer los pobres animalitos.
ResponderEliminarBesos,
Me ha llevado un buen rato ponerme al día con tu blog, jajajaja. Pero he decidido dejarte el comentario en este artículo por simpático y poque yo también tuve mis pollitos, verderón se llamo uno por eso de que era verde... y el otro era moradito ¡Pobrecitos! Por más mimos que le daba siempre morían...
ResponderEliminarEstás que te sales con las galletas. Un besazo.
Hola Isabel, soy rosa de sabor a galletas, bienvenida antes de nada, y ya veo que no has perdido el tiemplo publicando... carayyyyy, me gusta todo todito, pero lo que más lo de mezclar gastronomía con pintura, me encantaaaa. Un besazo hermosa. Rosa
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