New York, New York
I want to wake up in a city that never sleeps
And find I'm a number one, top of the list
King of the hill, a number one.
Quien no ha escuchado alguna vez a Frank Sinatra alabando las virtudes de la ciudad que nunca duerme donde uno puede sentirse el rey del mundo. Si no es en Nueva York no será en ningún otro lugar.
Desde que Giovanni da Verrazano avistó por primera vez el puerto de Nueva York, hace 500 años, éste fue el trofeo que toda Europa quería capturar. Primero llegaron los holandeses, quienes en 1621 enviaron a la zona a comerciantes de pieles.
Pero en 1664, la colonia que llamaban Nueva Ámsterdam pasó a manos de los ingleses. El territorio fue rebautizado como Nueva York, nombre que mantuvo incluso después de que los ingleses lo perdieran en 1783, al término de la guerra de la independencia norteamericana.
En el siglo XIX, Nueva York, creció rápidamente y se convirtió en una importante ciudad puerto. La facilidad de navegación impulsó la industria y el comercio y permitió que se hicieran grandes fortunas. En 1898, Manhattan se unió a otros cuatro distritos para formar la entonces segunda ciudad más grande del mundo.
La ciudad siguió creciendo con los miles de inmigrantes que llegaban en busca de una mejor vida. La sobrepoblación llevó a muchos a vivir en los barrios bajos. La mezcla de culturas ha enriquecido a la ciudad y se ha convertido en uno de sus rasgos característicos. En la actualidad, sus diez millones de habitantes hablan alrededor de ochenta lenguas. El perfil de Manhattan toma forma en la medida en que la ciudad crece para hacerle lugar a su creciente población. A lo largo de la historia, la ciudad ha tenido periodos de bonanza y de pérdida económica, pero tanto en los buenos como en los malos tiempos, siempre ha sido una de las ciudades más vitales del mundo.
Manhattan era una tierra boscosa poblada por indios algonquinos, cuando en 1924 la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales estableció allí una industria de pieles llamada Nueva Ámsterdam.
Para resguardarse del frío, los primeros pobladores construyeron casas en cualquier lugar, por lo que muchas calles del Lower Manhattan siguen hoy llenas de los recovecos, creados desde entonces. Broadway, llamada así por su nombre holandés Breede Wegh, comenzó siendo un sendero indio conocido como Weekquaesgeek.
Harlem, también conservó su nombre holandés. La ciudad no tuvo gobierno hasta que llegó Meter Stuyvesant, quien puso un poco de orden. Pero la colonia no producía los ingresos que se habían esperado y en 1664 los holandeses terminaron entregándosela a los ingleses que la rebautizaron como Nueva York.
Bajo el dominio británico, Nueva York prosperó y la población creció rápidamente. La producción de harina era la principal actividad comercial por aquel entonces, al igual que progresaba la construcción de barcos.
A medida que la ciudad prosperaba, iba emergiendo una elite para la cual se producían elegante muebles y utensilios de plata. Durante más de un siglo gobernando Nueva York, Gran Bretaña mostró más interés por los beneficios extraídos de la colonia que por su bienestar.
La Corona, entonces, dispuso muchos impuestos odiosos para los ciudadanos y fue en aumento el espíritu de rebelión, aunque las lealtades estaban divididas, especialmente en Nueva York. En vísperas de la Revolución, Nueva York, era la segunda ciudad más grande de las 13 colonias y tenía 20.000 ciudadanos.
A principios del XX la ciudad está sólidamente establecida como la más grande y con el puerto más importante de la nación y así, Nueva York, fue incrementando su riqueza. Magnates como John Jacob Astor se hicieron millonarios en poco tiempo.
Los ricos se trasladaron a uptown y el transporte público los siguió. Pero los problemas de las grandes ciudades llegaron junto con el rápido crecimiento de Nueva York. Los incendios, las epidemias y las crisis financieras se cobraron sus víctimas. Con la llegada de un gran número de inmigrantes se produjo una sobrepoblación y aumentaron las barriadas. En 1846, uno de cada siente neoyorquinos era pobre.
Cuando los comerciantes neoyorkinos empezaron a enriquecerse, la ciudad entró en una época dorada, durante la cual se construyeron edificios opulentos. Se invirtieron millones de dólares en las artes, con la fundación del Metropolitan Museum, y la Public Library y el Carnegie Hall. Se construyeron hoteles de lujo como el Plaza y el Waldorf Astoria, y surgieron grandes tiendas para abastecer a los más adinerados.
Lejos de ser una historia romántica, la construcción de la Estatua de la Libertad está llena de dificultades. Dificultades económicas y políticas que complicaron su construcción y que incluso estuvieron a punto de provocar que se erigiese en una ciudad distinta a Nueva York. Todo comenzó en 1865 cuando un jóven escultor francés llamado Frédéric-Auguste Bartholdi acudió a un banquete cerca de Versalles. Allí conoció y conversó con Edouard de Laboulaye, un prominente jurista e historiador francés de la época. De Laboulaye, un gran admirador de los Estados Unidos, observó que el centenario del país, que se celebraría en 1876, se acercaba, y pensó que sería una buena idea para Francia el hacer un regalo a la jóven nación para conmemorar tal evento. ¿Pero qué tipo de regalo? se preguntó Laboulaye. Bartholdi vió una inmejorable ocasión de llevarse la conversación a su terreno y propuso una estatua gigantesca de alguna clase. La idea fue bien acogida pero se quedo en eso, una idea, y tendrían que pasar casi seis años para que el proyecto diese sus primeros pasos. Hacia 1871, Bartholdi ya tenía la mayor parte de los detalles resueltos, en su mente, claro: el monumento americano sería una estatua colosal de una mujer y se llamaría "La libertad ilumina el mundo". El coste sería sufragado por los franceses, y el pedestal sobre el que se asentase estaría financiado y construido por los Americanos. En junio de 1871, Bartholdi viajó a Estados Unidos. Durante el viaje escogió la Isla de Bedloe, conocida posteriormente como la "Isla de la Libertad", para situar su escultura y, durante los 5 meses siguientes, trató de conseguir apoyos para su proyecto viajando por todo el país. Pasado ese tiempo volvió a Francia, donde el gobierno de Emperador Napoléon III (el sobrino de Napoléon Bonaparte) era abiertamente hostil a los ideales democráticos y republicanos en los que se inspiraba la Estatua de Libertad. Por ello Bartholdi procuró pasar desapercibido hasta 1874, cuando fue proclamada la Tercera República tras la derrota de Napoléon III en la Guerra franco-prusiana.
Obtener los 400.000 dólares que Bartholdi estimó serían necesarios para construir la estatua en Francia no iba a ser tarea fácil. El trabajo se paraba con frecuencia por falta de fondos. Para superar este problema se creó en 1874 la llamada Unión Franco-Americana, con el propósito de organizar la recaudación de fondos para la construcción del monumento. Para ello se utilizaron todos los medios de la época, artículos en la prensa, espectáculos, banquetes, impuestos, lotería, etc.
Faltaban dos años para la celebración del centenario americano y tantas demoras habían hecho que ya nadie, incluido Bartholdi, pensase que la estatua podía estar construida para 1876. A pesar de ello Bartholdi continuó con su trabajo y buscó un ingeniero para que hiciera el diseño de la estructura interna de la estatua. Gustave Eiffel, que por aquel entonces aún no había construido la famosa torre que lleva su nombre, fue contratado para llevar a cabo dicha labor. Él sería el encargado de crear una estructura interna que soportase la estatua y diseñar un esqueleto que permitiera que la piel de cobre se mantuviera verticalmente. Siguiendo los planos de Gustave Eiffel, la estructura interior se fabricó en hierro recubierto con cobre, y estaría anclada al pedestal por un enorme poste central, dado que que el peso de la estatua sería de 225 toneladas.
En junio de 1884 el monumento estaba terminado. Bartholdi lo había erigido en un patio al lado de su estudio en París. El plan original era desmontarlo en cuanto estuviese completado y enviarlo a los Estados Unidos, donde sería instalado encima de un pedestal en la Isla de Bedloe. Pero las obras del pedestal avanzaban muy lentas o, directamente, no avanzaban. El caso era que, con la estatua terminada, la base no estaba todavía construida y no había visos de que lo fuese a estar en poco tiempo. Pero lejos de solucionarse, los problemas crecieron. En septiembre de 1884 las obras habían cesado por falta de fondos y todavía eran necesarios 100.000$ más para finalizarlo. Como el dinero no aparecía por ninguna parte Boston, Cleveland, Filadelfia, y San Francisco comenzaron a competir para traer la Estatua de Libertad a sus ciudades. La recaudación de fondos para llevar a cabo la construcción de la base en Estados Unidos se encontraba bajo responsabilidad del Fiscal General, William M. Evarts. Pero debido a la falta de resultados en la obtención de financiación tuvo que abandonar su puesto y fue asignado a tal labor Joseph Pulitzer, director del periódico New York World. Durante más de cinco meses, comenzando el 16 de marzo de 1885, Pulitzer pidió a sus lectores día tras día que enviaran lo que pudieran. Ningún lector era demasiado humilde, ninguna donación demasiado pequeña, cada persona que se contribuyera recibiría una mención en el periódico. Su llamada fue atendida y el 11 de agosto de 1885 se habían recaudado 120.000$. Finalmente la estatua viajaría a Nueva York.
Para transportarla se hizo necesario desarmar la estatua. El desmantelamiento comenzó en enero de 1885. La estatua, fue enviada a Rouen en tren y bajó por el Río Sena en barco, antes de su llegada al puerto de Le Havre. El monumento llegó a Nueva York el 17 de junio de 1886, a bordo de una fragata francesa llamada "Iserese" y recibió una bienvenida triunfal. Para hacer posible la travesía del Atlántico, la estatua fue desmantelada en 350 piezas, divididas en 214 cajas. Tras la llegada del monumento se reensambló en tan solo cuatro meses. El 28 de octubre de 1886, la estatua de la Libertad fue inaugurada en Nueva York, en presencia del presidente Grover Cleveland. El monumento, que quería ser un regalo para celebrar el centenario de la independencia americana, había llegado con diez años de retraso.
Y para acercarnos a uno de los monumentos más conocidos del mundo y visita obligada cuando nos acercamos a la ciudad de Nueva York, unas galletas de vainilla aromatizadas con esencia de champán.
En junio de 1884 el monumento estaba terminado. Bartholdi lo había erigido en un patio al lado de su estudio en París. El plan original era desmontarlo en cuanto estuviese completado y enviarlo a los Estados Unidos, donde sería instalado encima de un pedestal en la Isla de Bedloe. Pero las obras del pedestal avanzaban muy lentas o, directamente, no avanzaban. El caso era que, con la estatua terminada, la base no estaba todavía construida y no había visos de que lo fuese a estar en poco tiempo. Pero lejos de solucionarse, los problemas crecieron. En septiembre de 1884 las obras habían cesado por falta de fondos y todavía eran necesarios 100.000$ más para finalizarlo. Como el dinero no aparecía por ninguna parte Boston, Cleveland, Filadelfia, y San Francisco comenzaron a competir para traer la Estatua de Libertad a sus ciudades. La recaudación de fondos para llevar a cabo la construcción de la base en Estados Unidos se encontraba bajo responsabilidad del Fiscal General, William M. Evarts. Pero debido a la falta de resultados en la obtención de financiación tuvo que abandonar su puesto y fue asignado a tal labor Joseph Pulitzer, director del periódico New York World. Durante más de cinco meses, comenzando el 16 de marzo de 1885, Pulitzer pidió a sus lectores día tras día que enviaran lo que pudieran. Ningún lector era demasiado humilde, ninguna donación demasiado pequeña, cada persona que se contribuyera recibiría una mención en el periódico. Su llamada fue atendida y el 11 de agosto de 1885 se habían recaudado 120.000$. Finalmente la estatua viajaría a Nueva York.
Para transportarla se hizo necesario desarmar la estatua. El desmantelamiento comenzó en enero de 1885. La estatua, fue enviada a Rouen en tren y bajó por el Río Sena en barco, antes de su llegada al puerto de Le Havre. El monumento llegó a Nueva York el 17 de junio de 1886, a bordo de una fragata francesa llamada "Iserese" y recibió una bienvenida triunfal. Para hacer posible la travesía del Atlántico, la estatua fue desmantelada en 350 piezas, divididas en 214 cajas. Tras la llegada del monumento se reensambló en tan solo cuatro meses. El 28 de octubre de 1886, la estatua de la Libertad fue inaugurada en Nueva York, en presencia del presidente Grover Cleveland. El monumento, que quería ser un regalo para celebrar el centenario de la independencia americana, había llegado con diez años de retraso.
Y para acercarnos a uno de los monumentos más conocidos del mundo y visita obligada cuando nos acercamos a la ciudad de Nueva York, unas galletas de vainilla aromatizadas con esencia de champán.
Es una de las cosas que más me gustan de Nueva York. Todos vinieron de otra parte.
New York, I love you. Film
HOla Isabel
ResponderEliminarmuy buena explicación y unas galletas de lo más neoyorquinas, un buen relato para empezar el sabado.
besos
Oooh!!! buena explicacion si señor^^
ResponderEliminarespero tu visita
Unas galletas magnificas, cargadas de historia y muy representativas, te quedaron ideales! 1 besin
ResponderEliminarMe ha encantado, es el viaje y la ciudad que no me quiero perder, espero algún día ir.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la historia, como siempre, impecable como siempre.
Las galletas con la esencia de champan deben estar buenisimas.
Un besin
qué originales, nunca había visto unas así! Me encantan!
ResponderEliminar¿dejará de llover algún día?
Una entrada de lo mas completa,como siempre .Las galletas muy guapas ,no tienes limites en la decoración.besinos
ResponderEliminarMe encanta, me encanta N.Y, su historia, las fotografías de los años 20 y 30, los autores que contaron todo (que no era poco) lo que sucedía en sus calles y esas fantásticas galletas. Lo del toque de champán es simplemente maravilloso.
ResponderEliminartia lo tuyo es muy fuerte, vaya galletas maja. He leído hasta el anteultimo parrafo he parado para dar la comida a las bestias y ahora sigo pero vamos, que me te lo agradezo, siempre desconozco muchas cosas y me gusta aprender mas
ResponderEliminarArtesanía deliciosa, pliegue a pliegue.
ResponderEliminarEn el 4º párrafo, 1924?.
bellissimo il post e anche i biscotti. complimenti!
ResponderEliminarnew york è una città che adoro come tutti credo!
irene
Menuda mini estatua DULCE Y GLAMUROSA ...que imaginación ..en tema galletas es lo maximo...wooo, woooo , la introducción descubre muchos puntos que desconocia ..estupendo post , la foto de la epoca ..el N.Y. de los coches antiguos y de los carromatos de caballos es fantastica ..buen dia
ResponderEliminarNo se como puedes tener tanta paciencia para las galletas¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarQue bonitas, eres una artista.
ResponderEliminarIsabel, hoy me has conquistado (eso no se lo decían a la Preysler en un anuncio de bombones.... jajajajaja). En serio, desde pequeñaja Nueva York ha sido la ciudad del mundo que más me a atraído. He tenido la inmensa suerte de viajar a ella dos veces y me sigue fascinando y encantando aún más.
ResponderEliminarSabía algo de la historia de la estatua de la libertad, pero no por ejemplo que Eiffel había diseñado su interior...
Gracias por esta lección magistral. Y las galletas... ME ENCANTAN¡¡¡¡¡
Buen fin de semana
Me encantaría ir a Nueva York. Con tu entrada me he transportado un poquito. Unas galletas preciosas. Besiños.
ResponderEliminarMuy chulas las galletas Isabel, me han encantado tienes mucho pulso y mucho gusto.
ResponderEliminarCon este tiempo se pueden hacer decenas de galletas verdad?
Un beso grande!!
Como siempre, es un placer leer tus entradas los sábados con un buen café calentito, para mí se está convirtiendo en un ritual. New York, New York...!!!
ResponderEliminar.... ♫♫ New York, New York ... I want to wake up, in a city that never sleeps
ResponderEliminarand find i'm king of the hill, top of the heap .... ♫♫, Me encanta!!!!!!!!!
Maravillosa entrada!!!!!!!! Gracias!!! y las galletas perfectas!!!
Besos y buen fin de semana!!!
Que mejor entrada de una mañana de sábado que este relato y estas apetitosas y artísticas galletas acompañadas de esta bonita canción New York....
EliminarFeliz finde Besos.
que bonitas...bess
ResponderEliminarmuy chulas estas estatuas de la libertad! sencillas però resultonas!! Quien pudiera volver!!
ResponderEliminarSi ya me moría de ganas de ir ahora me has vuelto a poner la miel en los labios, las galletas son preciosas además los colores quedan genial.
ResponderEliminarUn besito y buen finde guapa!
Me encantan leer tus entradas, las galletas además preciosas :D
ResponderEliminarhoysonrioalespejo.blogspot.com
Su simbolo cosmopolita impresiona.
ResponderEliminarVeremos como queda despues de su renovación, que ya como es centenaria y cuarto Jajaja
3 galletas al lado de "la dama de bronce", no estan nada mal ;)
Un saludito
Es una de mis dos ciudades americanas favoritas...los museos me matan, las interminables caminatas por sus avenidas más desconocidas...me encanta y me encantan también tus galletas. Mi Madre las vio el otro día y me dice: "tú por qué no decoras galletitas" como si no supiera que soy una vaga para eso! A ver si un día me animo con ellas.
ResponderEliminarUn besote Enana, he disfrutado muchísimo con mi té al ladito.
Buen fin de semana!
Una entrada de lujo me ha gustado mucho, las galletas ni te cuento, lástima que estemos tan lejos, si no cualquier día me presentaría en tu casa a degustar estas delicias. Besitossss.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho con tu relato ademas que las galletas son preciosas
ResponderEliminarbesos
Divinassssssssssssss!!!!!! Que lindo NY!!!
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Isabel! Sabes que me gusta mucho leerte, y que valoro mucho el tiempo que dedicas a documentarte y a elaborar una entrada, y ya simplemente por eso mereces un tiempo de lectura. Pero es que hoy me has deleitado desde el principio hasta el final. Has escrito una de las entradas relacionadas con el arte más interesante e instructiva de todas las escritas, aunque ¡ojo!, sin menospreciar ninguna de las anteriores.
ResponderEliminarNueva York no es una ciudad que me llame para dedicarle una visita, pero sin embargo, justamente la época de creación y florecimiento de esta gran ciudad es siempre lo que más me atrae de la historia de las ciudades. Recuerdo cómo cuándo estudié Historia de Norteamerica en la Universidad, la formación de la ciudad de Nueva York era ¡un tema entero!, y me apasionó.
De las galletas, como siempre digo: que me da una penita hincarles el diente ... Pero solo por comprobar a qué sabe esa esencia de champán le como un brazo. Je je je.
Besos!! Y disfruta del finde!!
Genial,
ResponderEliminarYo he estado en NY está semana Santa y ha sido genial. Tus galletas le hacen justicia.
un besito.
Olga
Me encantaria ir a N.York, escuchando a Sinatra y con una de tus galletas¡¡¡ besiños guapa
ResponderEliminarGuauuu que bonitas y originales son estas galletas!!!
ResponderEliminarIsabel, genial tu entrada de este sábado, me ha enganchado de principio a fin y la galleta te ha quedado fantástica, dan ganas colarse en la pantalla y coger una. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarUna entrada perfecta, recordar hechos historicos me encanta, y de postre unas galletas a la altura del relato.........!genial!.buen fin de semana, besito
ResponderEliminarPreciosa la entrada, y las fotos estupendas, te transportan a otro tiempo.
ResponderEliminarBesitos y a seguir cantando
Adoro Nueva York, fuimos de viaje de novios y quiero volver...¡¡YA!!, preciosa tu entrada y las galletas geniales!!
ResponderEliminarUn beso Isabel
Unas galletas fantásticas, Isabel, ¡qué originales! Y el post, ideal para una tarde de sábado, lectura super interesante, ¡me ha encantado!
ResponderEliminarUn beso preciosa, y sigue instruyéndonos así de bien
Isabel tu no tienes límite. Además de hacernos leer cosas tan interesantes, nos dejas unas galletas que no se de dónde demonios te salen las ideas. Eres única!!!. Besos
ResponderEliminarPero niña cuanta información nos das, eses la bomba, me encanta leer tus entradas aprendo una cantidad de cosas..... Estas galletas son una monada.
ResponderEliminarBesitos y feliz fin de semana.
Muy bien veo a mi amiga Lady Liberty!!!!!!
ResponderEliminarDe lo más original!"!!! Cómo me gustó Nueva York cuando fui hace un año y medio...Deseando volver estoy!!! Con tu post he aprendido un poco más de esta maravillosa ciudad...Besos
ResponderEliminarAyy Isabel, que me voy en Agosto pa'lla y no sabes lo que me ha gustado tu entrada de hoy!!!!!
ResponderEliminarUn besote!
I love New York too. Your biscuits seems delicious!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarA lot of kisses darling
Ya sabéis que Nueva York es mi debilidad y estas galletas seguro que también lo serían. Un post magnífico.
ResponderEliminarBss
La cocina de Mar
http://la-cocina-de-mar.blogspot.com.es
Muchísimas gracias guapísima! Me pasé por la web y no puedo... ¡DEMASIADAS COSAS RECHULIS! Con tanto donde elegir no me decido, y es que la estatua es original pero también vi otras cosas que me gustan. Poco a poco me iré decidiendo, pero la idea es genial. Muchas gracias guapa!!
ResponderEliminareres un libro abierto,magnifico post bien explicado y documentado:Y buenas galletas estatua.No he estado todavia en NY
ResponderEliminarbeso
me encantan las galletas!!! y menuda lección de historia guapa.
ResponderEliminarUfff que buena reseña histórica. La verdad es que yo amaba caminar por las calles de Manhattan, trataba de viajar todso los años para allá, mi hermano mayor vivía ahí, así que no resultaba complicado. Aún veo las luces, siento los ruidos de la ciudad y tengo en el paladar los mil sabores de las comidas de todas las culturas que llegaron a hacer raices en esa ciudad.
ResponderEliminarMe encanta NY!!! y tu post y las fotos son completisimossssss!!!!
ResponderEliminarY las galletas.......hummmmmm. A mi me daría pena penita meterle un bocado...
bssssssssssssssss
dolores
Qué maravilla de entrada, las galletas son una monada.Besos.
ResponderEliminarMuy interesante lo que cuentas¡ Estoy de acuerdo con algunos de los comentarios, a mí me daría pena morder la galleta, con lo chula que está¡
ResponderEliminarSaludos :-)
Las galletas están impresionantes, dan penas de comerlas.
ResponderEliminarUn besote
Post estupuendo completo y con unas fotos geniales, que decir de las galletas pues que me encantan como bien dicen dan penita comerlas pero para eso son y yo me comría unas cuantas besos
ResponderEliminarME GUSTA TU LIBERTAD!!!
ResponderEliminarBESOS QUERID... BUEN INÍCIO DE SEMANA:)
No sabía ni un tercio de lo que has contado jaja
ResponderEliminarMe gusta como has contextualizado las galletas. Te ha quedado perfecta la entrada (o casi, perfecta sería si pudiera de paso degustarlas jajaja)
Oooooo, que monada de galletas, me ha encantado el post.
ResponderEliminarBuen domingo.
VV.
¡Qué entrada màs genial Isabel!
ResponderEliminarEstas galletas tan perfectas, y esta historia que nos cuentas, tan bien documentada, ¡genial!
Un beso,
Aurélie
Que bien te han quedado, que digo bien... ¡Magnificas!
ResponderEliminarMe encanta Nueva York y tus galletas son una chulada, muy elegantes y americanas! Un besito:) Susana.
ResponderEliminarCreo que es una de mis ciudades favoritas del mundo. Podría leer y leer sobre ella a diario y no cansarme.
ResponderEliminarUn beso
Te quedaron maravilosas Isabel, no les falta detalle!!
ResponderEliminarBesitos guapa y feliz tarde de domingo.
eres tan original que me da rabia....no tener ese no se que que te diferencia....envidia quizas?...si...pero de la buena, no eso es mentira..jijiji, en fin algo me da cuando te veo y leo...sabes tanto, eres tan detallista. Lo Unico positivo de todos estos sentimientos encontrados es que aprendo mucho contigo...gracias por existir, eso es la pura y santa verdad...!!!!!!
ResponderEliminarbesines y gracias, una bella receta...
Me imagino la escena......navegando alrededor de Manhattan, a mi derecha la estátua de la libertad, suena mi querido Frank Sinatra y saco de mi bolsa unas deliciosas galletas con esencia de champán (las tuyas), y a disfrutar del momento.....
ResponderEliminarTe quedaron unas galletas preciosas, originales y seguro que riquísimas. Un beso
Me encantan!!!!!muak
ResponderEliminarEstoy loca por conocer New York, tiene que ser una pasada. Con el comienzo de tu entrada, he podido escuchar la inolvidable voz de Sinatra en mi cabeza, es increíble como se recuerdan las cosas. Magnifica entrada Isabel, y las galletas para alucinar, le has puesto toda tu imaginación. Me encanta el color verde que le has puesto, un beso
ResponderEliminarMe encanta la historia de Nueva York. Una ciudad impresionante. Nunca deja de alucinarme lo que pudo cambiar de 1900, donde todavía había vaqueros, hasta 1925, donde ya era una ciudad con rascacielos y caballeros de corbata yendo a trabajar a Wall Street. Y la estatua de la libertad, todo un símbolo y una figura preciosa. Por suerte, nosotros, también la tenemos en París que nos pilla más cerca. Gracias por este repaso.
ResponderEliminarLibetad para todos!!!!!!!!
ResponderEliminarBesos
Que galletas más chulas!! jo nunca he probado unas galletas así, aquí en Granada la verdad no se si habrá alguna pastelería donde hagan este tipo de galletas o cupcakes de cualquier tipo. Un besote Isa.
ResponderEliminaruna historia muy interesante,,,,, hay que ir a NY ya mismo ¡¡¡
ResponderEliminarQué chula la galleta!!
ResponderEliminarA mí me encantaría ir a Nueva York. Una amiga mía ha ido hace un par de semanas, aunque no me ha dado envidia ni nada parecido ;)
Nunca he estado en nueva york, pero me encantaría! sin duda tiene que ser una cidad increible, me han encantado las galletas, están súper bien hechas!!
ResponderEliminarun beso
Es uno de los viajes que me gustaria hacer aunque me lo he de preparar mentalmente durante mucho tiempo antes ...... no se si aguantaré tantas horas de avion!!!!! me aterroriza .... en fin no creo que en corto plazo tenga que preocuparme por eso ..... jajaja
ResponderEliminarMe encantan las galletas y todo lo que nos cuentas Isabel.
ResponderEliminarNo he visitado New York, pero espero poder ir algún día.
Un abrazo y buena semana.
Una bonita entras Isabel y las galletas estupendas, me gustan besos
ResponderEliminarUnas galletas muy chulas con una historia a la par. Besos
ResponderEliminarsi me gustara NY que su skyline con la letra de la cancion escrita encima es la decoracion de mi cocina.
ResponderEliminarAunque parezca que haya estado un poco ida, no es verdad, siempre te tengo a la vista!!!